Yo soy oriundo de Paillaco, el más chico de 11 hermanos, más uno que falleció antes que yo naciera. Cuando tenía 5 años mis padres se trasladaron a la zona central a buscar nuevas oportunidades y nos fuimos vivir a Peñaflor. Siempre recuerdo ese viaje porque nos fuimos en tren. Yo iba mirando todo con la ventana abierta. ¡Nunca había hecho un viaje tan largo! y pasamos por un túnel y no tenía idea de cómo cerrar la ventana, así que ¡ahumé todo el vagón con el vapor de la locomotora que entró al carro! (ríe).
Honestamente no sé cómo lo hicieron mis papás para criar tantos hijos – en esos años todas las familias eran numerosas- ellos eran campesinos y se fueron a trabajar al campo, al Valle de Mallarauco. Ahí me crie y los acompañé hasta los 18 años más menos, después de eso empecé a buscar mi destino. Así llegué al Instituto de Educación Rural (IER) donde estuve 3 años. Primero me fui a Lo Barnechea, arriba, ahí donde ahora están todas las poblaciones “jai”.