Gertrudis Payàs Puigarnau

Traductora e Intérprete (español, francés, inglés), oriunda de Cataluña, España, llevaba viviendo 20 años en México, cuando con su familia decidieron venirse a Chile. Fue así como llegó en 2004 -en compañía de su esposo chileno y sus hijos mexicanos- a trabajar a la Universidad Católica de Valparaíso, donde tiempo después recibió la visita de la académica del Departamento de Lenguas de la UC Temuco, Carmen Gloria Garbarini, quien había estado en la misma casa de estudios (U.Otawa) donde Gertrudis había terminado su doctorado de Traducción en 2005. Garbarini,

la invitó a participar al Encuentro Nacional de Estudiantes de Traducción, que en esa ocasión se hacía en Temuco. Ya llevaba 3 años en Chile cuando la Dra. Payàs tomó un tren que la trajo por primera vez a La Araucanía. Desde ahí nunca más perdió conexión con la Universidad Católica de Temuco. “El 2007 vine a Temuco por primera vez a participar en ese encuentro con los estudiantes y ahí empezó la relación. Volví donde estaba (quinta región) y después empecé a venir más seguido.

Me propusieron venir a organizar un seminario, a preparar un proyecto Fondecyt, me reuní con los profesores José Manuel Zavala, Mario Samaniego, Arturo Hernández y Carmen Gloria Garbarini y así fue como comenzamos a conversar de hacer un proyecto de investigación. En el 2008 nos ganamos el primer proyecto Fondecyt para trabajar en temas de traducción en La Araucanía y así empecé a venir con más frecuencia. Hubo un segundo Fondecyt que partió el 2011 y terminó el 2014”.

Se dirige a su pared llena de libros y los saca para mostrar y explicarnos sus trabajos.

-¡Sí que he trabajado!, ¿no? – dice riendo Gertrudis, con su acento españolado mexicano.

“Yo vengo de una familia monolingüe de catalán, nosotros somos catalanes y en mi familia ésta es la lengua que se habla, pero bueno somos bilingües por la relación con el castellano. Soy primera generación universitaria, como muchos de los alumnos que tengo ahora, también vengo de ese tipo de perfil de familias donde los padres no eran universitarios. A mí siempre me gustaron los idiomas, los aprendí relativamente joven, de niña el francés y después el inglés y como ya tenía el catalán como lengua materna, pues en Europa ya sabes que las cosas son más fáciles, se da más fácil el tener más lenguas y cuando me tocó ir a la universidad no sabía ni siquiera qué era un traductor o un intérprete.

Entré a la universidad para cursar historia, hice dos años del tronco común que había en ese momento en la universidad de Barcelona para cursar historia- historia antigua era un poco lo que yo quería hacer – y después al cabo de dos años como yo ya estaba saliendo al extranjero se dio la oportunidad de ir a la Escuela de Traductores de Ginebra y ahí cursé la licenciatura en Traducción e Interpretación Español-inglés-francés. Después hice un posgrado en Interpretación de conferencias en Londres y de ahí volví a Ginebra contratada como intérprete para las Naciones Unidas. Tengo una muy bonita experiencia y de buen nivel en eso”.

“No pertenezco ni a la nación mapuche ni chilena, pero mi compromiso es un compromiso académico. Pienso que los académicos tenemos mucho que aportar, siempre y cuando se nos invite. En cuanto a interpretación, por ejemplo en este momento, sí se necesitan intérpretes acreditados y profesionalizados en los distintos ámbitos de contacto entre chilenos y mapuche, sobre todo en administración de justicia y salud donde ya existen. Hay intérpretes en los tribunales, pero hace falta una mayor conciencia de que el intérprete está ahí para asegurarse de que los derechos sean ejercidos, es decir, que la presencia de intérpretes y de traductores en situaciones como las que vivimos son garantía del ejercicio de derechos humanos; por lo tanto, cada vez hay que tomar conciencia de eso, es decir, que en un contacto entre un policía y un mapuche donde no hay un intérprete es muy fácil que haya invasión de derechos, que haya violación de derechos. En un contacto entre un médico y una paciente mapuche, sin un intérprete, es muy fácil que esa persona, digamos, que su derecho a la salud no sea respetado, pero no en función de su propia cultura, sino en función del estilo de la medicina occidental. Que existan intérpretes y traductores ayuda a que estas lenguas sobrevivan y que sus hablantes puedan ejercer sus derechos; por lo tanto, claro que tenemos una labor política importante que realizar, no se sabe ni se habla mucho de eso, pero es algo que cada vez deberíamos hacerlo sentir con más fuerza”.

La profesora Gerta sorprende en nuestra ciudad. Y es que con lluvia, viento o frío ella siempre llega a la U en bicicleta, costumbre que lleva muy arraigada donde quiera que vaya. “Siempre he andado en bicicleta, donde estudié en Ginebra andaba en bicicleta, en Londres andaba en bicicleta y siempre he tenido bicicleta. En México, que es difícil, también he andado en bicicleta y aquí pues no podía ser de otra manera”.

“Yo creo que no lo pienso mucho, primero porque me gusta y porque me pone de buen humor salir de casa y subirme a una bici. Es mucho más divertido que salir de casa a pie o tomar un autobús o lo que sea, me gusta. Sé manejar autos y uso el auto, pero lo arriendo si lo necesito. En realidad la bici es mi medio de transporte y con el tiempo me he dado cuenta de que también es una manera de afirmar que hay que hacer algo por el ambiente ¿no?. Voy en bici porque me hace bien, porque para mi espalda es lo mejor, porque me pone de buenas, pero además pienso que hoy todos deberíamos ir en bici. Temuco es una ciudad que es plana y en invierno ¿qué más da que te mojes?, ¿qué más da que siempre andes vestido igual?, ¡qué más da!. Hay que usar estos medios de transporte, es terrible que la gente siga dependiendo de los autos, o sea si se puede usar, cuando yo tenía a los hijos chicos tampoco los podía llevar a sus cosas en bicicleta, pero en la medida de lo posible deberíamos todos emplear más estos medios de transporte. Cuanto más los usemos, más se nos respetará, más ciclovías habrá, ¡y tal!”.

Actualmente, participa en dos proyectos. Uno consiste en la reedición del Diccionario de Fray Félix José de Augusta (1916) y el otro es la edición en castellano modernizado de las actas de los Parlamentos hispano-mapuches, 1593-1803 editado por José Manuel Zavala. En el primero “estamos trabajando en una reedición completa del centenario, pero en éste yo intervengo poco, sólo soy coordinadora. En el de los parlamentos, ahí sí que estoy dejando las pestañas, porque es tomar el texto completo, revisarlo y pasarlo todo a castellano entendible”, comenta Payàs.

“Continuaré trabajando sobre el siglo XIX en traducción. Me gustaría trabajar, también, el tema de intérpretes. Tengo el deseo de formar equipos de estudio para proyectar el tema de los intérpretes en mapudungun; nosotros como casa de estudios deberíamos contribuir a la formación y acreditación de intérpretes castellano-mapudungun-castellano y para eso necesitaríamos primero hacer un diagnóstico de las necesidades que existen hoy en día. Conozco las necesidades antiguas, porque he hecho historia, pero no conocemos bien las necesidades de hoy. Entonces, por lo pronto, tendríamos que formar un equipo con lingüistas y con intérpretes y discutir qué necesidades existen, en qué podemos como académicos contribuir, y eso es algo que me parece urgente”.

Después de haber estudiado en Barcelona, Ginebra y Londres y de haber trabajado en Naciones Unidas, Gertrudis Payàs Puigarnau -con más de 30 años de trayectoria profesional- se desempeña como docente e investigadora en la Universidad Católica de Temuco.