Cuenta en su relato que siendo muy joven vio la parte “mágica” de las plantas, cuando una dolencia estomacal lo llevó a consultar a una machi, quién tras diagnosticarle “la tripa hinchada” le preparó un brebaje con diversas hierbas medicinales; asegura que desde ese entonces nunca más ha tenido problemas de colon o estomacales. Esta historia refleja la pasión y entusiasmo del profesor Enrique Hauenstein, quien ha dedicado su vida a la docencia e investigación en el área de la botánica.
Al conversar con él, lo primero que uno puede notar es su “amor por las plantas”, nos cuenta que habitualmente “nosotros no las apreciamos como seres vivos, las tratamos como cosas, pero son seres que sienten, reaccionan y perciben más que los seres humanos, según un neurofisiólogo vegetal italiano, nosotros tenemos cinco sentidos y las plantas quince más”. Es así como este pedagogo, científico y “formador de personas” transmite su pasión por lo que hace.
INVESTIGADOR ENFOCADO EN LO REGIONAL
En su trabajo investigativo, el profesor Hauenstein ha abordado diversas temáticas de la botánica, tanto en plantas acuáticas como terrestres, focalizando sus estudios científicos en la región y en el sur de Chile, aportando desde su área al conocimiento botánico, sobre todo en sectores emblemáticos de la ciudad de Temuco.
¿Cuáles fueron sus primeros trabajos de investigación?
Después de mi magíster, al regresar a Temuco, me di cuenta que no existía un trabajo formal sobre la caracterización de las plantas que había en nuestra ciudad; como por ejemplo, de las plazas de Temuco y el cerro Ñielol, que tienen una variada vegetación, por lo que junto a la Sociedad Amigos del Árbol comencé a describir los árboles de las plazas, con un colega dibujante que hacía los croquis de éstas, y luego ubicábamos cada planta poniéndole símbolos con su nombre. Fue tan bien recibido ese aporte, que posteriormente realicé el mismo trabajo en el cerro Ñielol, pero esta vez describiendo su flora y vegetación. Los trabajos de las plazas se publicaron en la Revista “El Árbol Nuestro Amigo” de la Sociedad Amigos de Árbol, y el del Ñielol en la Revista del Museo Araucano de Temuco. Hoy día ya hemos publicado un libro sobre “Los árboles de Temuco” y en carpeta otro sobre “La flora del M.N.Cerro Ñielol”. También he realizado numerosas investigaciones científicas y publicaciones en torno a la temática, conformando equipos de trabajo con numerosos colegas incluso de otras áreas, lo cual nos permite enfocar las investigaciones de una manera más holística y enriquecedora intelectualmente.
Otro trabajo gratificante para el académico fue la investigación que realizó con la destacada antropóloga Teresa Durán sobre etnobotánica. Junto a ella, visitaron varias comunidades mapuche, conversando con machis y familias sobre las plantas que utilizaban para sus remedios y los nombres que ellas les daban, intercambiando el conocimiento científico con el ancestral, cuyo producto final fue la publicación de un libro.
¿En un ejercicio imaginario, si tuviera que describirse, qué diría?
Si tuviera que definirme, creo que soy una persona que ha sabido respetar al que está al lado; siempre tratando de ponerme en el lugar del otro. He desarrollado mi vida académica con respeto hacia mis colegas, con rigurosidad, tratando de ser lo más recto posible, con ética, un apasionado de lo que hago y me siento muy feliz con lo realizado. A estas alturas del partido me siento grato, ver como partí, como llegamos aquí y lo que hoy somos, por mí, por mis colegas y mis alumnos, esa sensación de satisfacción… de haber dejado una impronta.
