Corría el año 1947 cuando las familias Lüders y Post dejaban Alemania- después de la segunda guerra mundial- para comenzar una nueva vida en la República de Argentina. En Buenos Aires se forma la familia Lüders Post en 1965, pero decidieron establecerse en Villa General Belgrano, ubicada en las sierras de la provincia de Córdoba; ahí nació el pequeño Carlos Lüders, el mayor de tres hijos. Un rubiecito que era feliz jugando entre caballos, cabras, ovejas y vacas. Hoy es un reconocido Médico Veterinario, Vicedecano de la Facultad de Recursos Naturales de la UC Temuco, Doctor en Ciencias Veterinarias y profesor responsable

de formar a las nuevas generaciones de Médicos Veterinarios en Temuco y otros países de Latinoamérica.

De padre alemán y madre austriaca, el profesor Carlos Lüders se crió en la famosa comunidad alemana de Villa General Belgrano, conocida mundialmente por realizar el Oktoberfest, la fiesta nacional de la cerveza, que cada año se hace en Munich, pero que los colonos alemanes hasta el día de hoy replican en Argentina. Su bisabuelo y abuela materna eran profesores rurales en Austria, por lo que no es extraño observar un fuerte vínculo con el área social y la naturaleza.

“Asistí a un congreso  en Uruguay y conocí a un profesor de Farmacología -que es mi área disciplinar- quien increíblemente no sólo era de Valdivia, sino que también era el director de posgrado de la Facultad de la Universidad Austral. Entablamos una conversación y le manifesté mi interés de especializarme en el área. Me invitó, me dio todos los datos y pude ver que en ese momento ‘se alinearon todos los astros’ para que yo viniera a Chile.  El ‘94 comencé la Maestría”.

De esta forma, el entusiasmado joven Veterinario, no sólo se trasladó al sur de Chile para estudiar, sino que también conoció al amor de su vida.  “Ella es una osornina que realizaba su tesis en el laboratorio donde yo pasaba gran parte del tiempo. Ella necesitaba ayuda en Estadísticas y con mi vocación de servicio al prójimo me ofrecí para ayudarla y reforzar su materia”. Desde ese momento caminan juntos. “Yo me vine soltero y volví casado (ríe). ¡Estoy felizmente casado y tenemos 3 hijos!”.

Siempre vinculado con la farmacología y su gran amor hacia los animales, Lüders continuó especializándose en el área, enfocándose en animales mayores, aunque confiesa que tiene una especial predilección por los equinos. “Mi corazoncito está en los caballos. Me crié con ellos y he llegado a tener varios”.

A lo largo de su carrera, el Dr. Lüders ha estudiado con diversas especies destacando entre ellos su trabajo con búfalos recién nacidos (60 días) a fin de descubrir cómo la fisiología de estos animales se iba modificando a medida que crecían.

¿Y por qué el búfalo? “Porque nadie lo ha estudiado a esa edad. El búfalo es una de las grandes producciones que hay en Argentina, de hecho, de éste se produce el queso “mozarella”, señaló el académico.

Con el pasar de los años este hombre de ciencia apasionado por la Farmacología, llevó sus investigaciones un paso más allá de los antibióticos, investigando las propiedades de las plantas medicinales endémicas de La Araucanía. De esta forma, hoy su trabajo se centra en el área de la Fitoterapia, es decir, estudia el efecto curativo de la flora local en los distintos tratamientos y terapias aplicadas en animales.

“La naturaleza es la que nos ha entregado los recursos terapéuticos. Y lo que el hombre ha hecho desde siempre es usarlos y luego copiar sus moléculas para sintetizarlas; por lo tanto, la gran farmacia todavía está en la naturaleza y atesora la solución de muchas de nuestras enfermedades”.

 “Actualmente terminamos un proyecto FONDEF (Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico) donde usamos plantas que se dan aquí en la región para ver si tenían efecto y lograban controlar los parásitos gastrointestinales en ovinos, y sí, curiosamente tienen efecto, así que gracias a esto el productor va poder decidir por un medicamento natural en vez de un químico, lo que generará un valor agregado a la carne ya que estará libre de sustancias sintéticas. Quizás aún esto no se valore tanto, pero la mayoría de los países de Europa sí consideran este factor al momento de elegir su alimento.

Otro proyecto que estamos realizando es un FIA (Fundación para la Innovación Agraria). Trata de un producto de origen vegetal para controlar una parasitosis externa de las vacas que se llama la ‘mosca de los cuernos’, es decir, buscamos que las vacas en verano no se llenen de una mosca pequeña, que parece doméstica, que se ubica en su cabeza y dorso provocándole un gran stress, gasta su energía en espantarla, en vez de comer y producir leche y carne. En definitiva, generamos un repelente para ‘vacas’, que permita que ellas sean felices en el periodo estival, al igual que el productor que no ve mermas en su producción y nosotros finalmente como consumidores de productos de calidad e inocuos”.

“Es una pregunta que siempre les hago a mis estudiantes…El veterinario trabaja para el hombre. Ellos me preguntan por qué.  Y yo les digo: ¿para qué cuidan a las mascotas? ¿para que el animal este sano, cierto? Si la mascota está sana, la familia está sana. Claro, porque transmite muchas enfermedades; entonces ¿para quién está trabajando?… para la familia. Si hacen un ejercicio profesional adecuado, la familia se mantiene saludable y ese animal no los va a enfermar.

Les pregunto de nuevo: ¿a ustedes les gusta comer asado? ¿Si?. Para que ustedes coman asado, un veterinario tuvo que firmar para que esa carne salga del frigorífico, tuvo que examinar y decir que es apta para el consumo.

Esa es su responsabilidad, por lo tanto si cometen un error, dañan personas. Ese animal para llegar al frigorífico tuvo que engordar en condiciones adecuadas, ¿quién se encarga de eso? … el veterinario. ¿ Quién va a fiscalizar?… el veterinario. Entonces ¿para quién trabajamos? para el hombre. Si hacemos mal la pega dañamos a la sociedad, entonces nuevamente nuestra meta es el ser humano. En el fondo esa es la visión que trato de volcarles a ellos. Lo que estudian deben hacerlo con gusto, deben irradiarlo – y con eso también, obviamente, ganar – pero se debe estudiar no por el dinero, sino para aportar a la calidad de vida del ser humano. Todos aportamos a la sociedad para que viva sana. Un mundo, una salud”.

“El caballo es mi amor, pero si a mí me dijeran en qué me quisiera convertir yo elegiría el cóndor o el águila”.  ¿Por qué? “…porque me fascina volar, me fascina estar libre dando vueltas. Es una admiración, siempre me quedo mirando esos pájaros cuando vuelan y van donde quieren”.